Una vez las vacaciones de verano han acabado para la mayoría, es un buen momento para volver a cuidarnos y tratar de reparar los excesos cometidos. Y es que, en verano, ¿quién se resiste a unas bravas y una cerveza, o un helado? Pero, tanto los fritos como el alcohol sobrecargan el hígado, y si a ello le sumamos el exceso de sol estamos sometiendo a nuestro organismo a un gran estrés oxidativo, que conduce a un pronto envejecimiento.
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Los alimentos que más contribuyen a reparar el daño oxidativo son los vegetales. Por lo tanto, es conveniente ingerirlos cada día. De hecho, deberían suponer el 50% de nuestra alimentación, y no sólo ahora, al final del verano, sino durante todo el año. Como aún hace calor, una parte la podemos consumir en forma de fruta fresca, que siempre es mejor tomar fuera de las comidas, ya sea sola o bien acompañada de unos frutos secos.
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Igualmente, hay que insistir en la importancia del ejercicio físico. Septiembre constituye un mes propicio para iniciarse en alguna práctica deportiva. El tipo de ejercicio, así como el tiempo empleado, dependerá de las características individuales de cada persona, pero puede generalizarse afirmando que, para una persona sana, una hora de cardio, tres veces por semana, constituye un excelente ejercicio físico, si además lo complementamos caminando al menos media hora diaria y subimos las escaleras a pie, algo muy simple, barato y al alcance de todo el mundo. Además, una dieta sana y equilibrada y el deporte practicado con juicio también contribuirán a la reducción del estrés del trabajo y a la reparación de los daños ocasionados por el mismo. ¡Buena reentré, buena vuelta al trabajo!
Dra. Padma Solanas Noguera